Las aves que vinieron a Europa a reproducirse ya vuelven. Cualquier paseo incluso por el parque de tu pueblo o ciudad puede demostrar al más escéptico el milagro de la migración. Y es gratis; tan solo hay que levantar la vista y mirar.
Estos días entre el voyyvengo y algún rato de descanso echo un ojo de cuando en cuando al cielo y compruebo -no podía ser de otra manera- que ya van apareciendo los migradores más madrugadores. Si hace poco más de una semana pude ver los primeros -y pequeños- bandos de abejarucos comenzando a bajar al sur, alguna tarabilla norteña descansando en su atalaya o incluso capturar en la Albufera un carricero común nacido hace unas semanas y anillado en Francia, esta semana ya he tenido la suerte de observar movimiento de rapaces, bandos más consistentes de abejarucos que muchas veces oyes sin poder localizar, algún vencejo real e incluso ayer pude ver en mi propio pueblo una carraca (tercera vez en mi vida que veo esta especie dentro del término, y hoy seguía en el mismo sitio). Y a los limícolas no he tenido tiempo, pero de seguro que ya está la cosa interesante, pudiéndose observar por estas fechas algún que otro ejemplar mostrando al menos parte de plumaje nupcial.
Pues eso: ahora es buena época para salir al campo y ver el paso, el que tenga un rato que no lo dude.