jueves, 31 de julio de 2014

Pichi

El asilado sigue en casa. En unas horas habrá cumplido una semana con nosotros y de momento va viento en popa. Mi hija tiene muy claro que es un invitado y se alegra de saber que pronto partirá y si tiene suerte y le va bien pasará el invierno en África. Y si tiene mucha suerte y le va muy bien, incluso volverá en primavera a Europa, quien sabe si incluso a nuestro barrio, aunque difícilmente volveremos a verlo una vez parta. Pero no puede evitar ponerle nombre. Y como no hace mucho estuvo viendo unos vídeos de Heidi, la elección ha sido inmediata: Pichi. Después de 7 días, se le ve mucho más animado y confiado. Sigue dedicando mucho tiempo al dolce far niente pero ahora también tiene ratos de actividad que antes no mostraba. Incluso en un derroche de intrepidez y valentía :) de cuando en cuando da algún salto y explora alrededor de su caja. A veces busca la proximidad de los de casa y ayer aprendió -por fin- que si le arrimas un dedo extendido, lleva comida y es gratis, así que ahora es mucho más cómodo darle de comer y mucho más fácil averiguar cuando está lleno. 



Desde el tercer día que lo ví recuperado y capacitado, le obligo a ejercitar las alas un par de ratos diarios y además las primarias siguen abriéndose y empiezan a tomar forma; la verdad es que se le nota mucho más capaz y potente y ya hace pequeños vuelos de extremo a extremo de habitaciones o pasillos. Desde luego que aún no está para andar solo por la vida y mucho menos para emular a sus padres haciendo acrobacias detrás de los insectos, pero apunta maneras. En fin... espero que la próxima entrada sobre Pichi sea para contar su vuelta al mundo libre, de momento os dejo unas fotos del pequeñajo devorando un aperitivo y la cara de felicidad que pone cuando aparta el pico de la comida porque ya no le cabe  ;)



viernes, 25 de julio de 2014

Un asilado.

Por aquí seguimos, que no es poco. Estrujando el tiempo para arañar alguna semana de escapada si al final consigo enhebrar todas las obligaciones. Pero tampoco me puedo quejar porque si Mahoma tuvo que ir a la montaña, yo tengo más suerte y aparte de alguna hacer una jornada de anillamiento de uvas a peras, el campo me sale al encuentro de cuando en cuando: alguna escapadita por los rincones a los que mi trabajo me va enviando, una visita de compromiso a la serranía de Cuenca, viaje relámpago a Portugal... No he podido hacer ni una sola visita a mi marjal y a estas alturas la mayoría de aves ya han criado y andan por esos mundos pero a los que vivimos en la franja costera mediterránea siempre nos es grato alzar la vista y ver allá donde mires milanos, ratoneros, buitres, cigüeñas... y bajarla y difrutar a montón de aláudidos y esteparias varios, pardillos e incluso algún rabilargo... Como iba diciendo, tampoco es para quejarse tanto.

Avión común (Delichon urbicum) House martin
Al llegar a casa no pintaba muy bien, no.
El caso es que ayer tuve sopresa: mi mujer me llama y me dice que se ha encontrado una golondrina en medio de una calle, de milagro no se la zampa un perro que afortunadamente iba atado y harían falta otro buen puñado de milagros para que no la acabe pisando alguien o incluso que se pase al asfalto huyendo de los zapatos, y sea algún vehículo quien acabe la aventura. Al llegar a casa abro la caja que se ha convertido en su casa y me encuentro un pollo de avión común. Bastante avanzado, con el cuerpo cubierto y las plumas de vuelo ya a más del 50%. Pero agonizante, apagado, cabizbajo y sin interacción alguna con nada ni nadie; no hubiera apostado 10 céntimos por él. 

Unos bocados más tarde...
Me informo y suponemos que ha caído de un alero a unos 15 metros de altura; increíble que no se revienten al llegar al suelo y por supuesto es imposible acceder para intentar "repatriarlo". Después de hidratar, alimentar y calentar un poco al bisho, la cosa cambió como noche y día, se le ve activo, se le oye andar a veces por la caja y cuando lo dejo en la palma de la mano para alimentarlo, mantiene perfectamente el equilibrio aleteando si es necesario. Y cuando le parece corretea e incluso trepa por el brazo; al menos tiene fuerza, ahora ya no veo tan imposible completar con éxito la Operación Asilo, seguiremos informando ;)

Y bueno, una de cal y otra de arena: el domingo me pequé una pequeña pateada por mi feudo forestal  para volver con el ánimo agriado. Primero porque los cazadores que andan a la espera del jabalí en la zona comienzan de nuevo a comportarse como si el campo fuera exclusivamente suyo. Bueno, tampoco suyo al 100%. Porque dudo que en sus casas esparzan botellas, latas y otras mierdas por el suelo. Pero esto ya lo tengo superado y quizás algún día cuente en público algún truco infalible para demostrarles que son unos guarros y convencerlos como mínimo por una temporada de que por lo menos se lleven su porquería. Pero lo que de verdad me agrió la tarde fue la imagen de la punta sureste de Espadán, la zona de Vall d'uixó -separada de mi feudo tan solo por la Vall de Segó- ardiendo. Cuando eché el ojo ya se adivinaban numerosos medios aéreos sobrevolando el fuego, como diminutas moscas sobre un ascua, arriesgando la vida. Al final consiguieron atajar el fuego y se quemaron "solo" 200 has. Teniendo en cuenta que se había colado en el recibidor de Espadán, casi hay que dar las gracias...


Y como siempre, no quisiera dejar un regusto amargo; aquí os dejo un postre dulce: el asilado se va aclimatando y lo pillé hace un rato cotilleando desde el balcón de su provisional casa. Ciao!